Lo curioso es que, más difícil que publicar, es que te tomen en serio una vez te contrata una editorial.
Es muy poco común ver a editores respetando a autores nóveles; también pasa que sí, no voy a decir que no haya editores buenos, pero muchos conocemos de primera mano, o por cercanos, situaciones vergonzosas por parte de supuestos "profesionales" que explotan -o ningunean- a artistas noveles por el mero hecho de no tener un nombre (todavía).
Este caso que voy a exponer no es el primero que he visto, pero sí el primero en el que he vivido todo el proceso de principio a fin, o mejor dicho, que he visto (y alucinado) y del que puedo informar de buena tinta.
El caso del escándalo de Ediciones Babylon no me ha afectado directamente a mí, esto es lo primero que debo decir. Pero le ha pasado a alguien muy cercano a mí, y me podría haber pasado a mí.
De hecho yo estuve a punto de presentar proyecto a esta editorial cuando abrieron recepción de proyectos, pero un examen de final de carrera me lo impidió. Ahora lo agradezco.
Si estáis metidos en el mundillo del manga os sonará esta editorial; lleva unos añitos funcionando y es más o menos conocida (y reconocida) entre los lectores de manga, y más concretamente, manga español.
Ha publicado algunos títulos bastante leídos y si mal no recuerdo alguno de ellos tiene algún premio a mejor manga español de alguna edición pasada del Salón del Manga de Barcelona.
Para los dibujantes noveles que quieren dar a conocer su talento era una de las mejores apuestas... al menos hasta hoy.
Ediciones Babylon contrató a una persona cercana a mí en septiembre del año pasado para realizar un cómic de 200 páginas que se publicaría pasado un año y algo más a partir de que se hizo el contrato.
En el contrato, firmado por ambas partes (editorial y dibujante), los editores se comprometían a publicar el título. Si bien no pagaban el trabajo hasta estar todo hecho (cosa que ya no me gustó mucho), por contrato prometían que pagarían al final, y que el título saldría a la luz. Dejando de lado que pagan ridículamente mal, un contrato no se puede romper.
Ahora viene lo vergonzoso de verdad.
Pasados casi 9 meses trabajando en el proyecto junto con la editora, ésta le comunica al dibujante que van a cambiarle el editor. Estas cosas pueden pasar, así que, a pesar del desconcierto, el dibujante y yo esperamos pacientemente tener noticias del nuevo editor.
El nuevo editor no se pone en contacto.
El dibujante pregunta a la anterior editora si se sabe algo, y ésta sólo le da largas.
Pasa más de un mes sin tener noticias y con el trabajo en suspensión.
Finalmente el dibujante escribe al nuevo editor, tomando la iniciativa, y el nuevo editor contesta. Atención al resumen de lo que soltaba en aquél mail:
"Hola. Esta editorial ha cambiado sus políticas de trabajo, con ánimo de expandirse, así que las obras con contrato que se iban a publicar han pasado una criba. Tu obra, lamentablemente, no ha pasado esa criba. He intentado negociarlo pero no encaja con los nuevos estánares de la editorial. Lamento informarte de esto, y si quieres, te recomiendo a otras editoriales. En un mes y medio te devolveremos los derechos de la obra para que puedas moverla por otros lados".
Atención: obras que ya pasaron una criba, con contrato y a medio hacer, son sometidas a una criba para ver si se publican o no. ESTAMOS TONTOS O QUÉ.
Sobra decir que a pesar de la amabilidad del nuevo editor en el tono de su mail esto no se puede ventilar con un simple correo, y el dibujante le recordó que estaba incumpliendo el contrato... y el despido improcedente exige una compensación económica, pues no sólo se ha perdido tiempo y dinero, sino que además se está haciendo algo ilegal.
Atención a la reacción de Ediciones Babylon.
Redactaron un nuevo contrato (uno para recuperar los derechos de la obra), que venía a decir que "si quieres que te devolvamos los derechos, firma este compromiso de no pedir ninguna indemnización". Vamos, que si quieres tu trabajo de vuelta (ya ni el dinero, el simple trabajo realizado), calla la boca y sé un buen chico.
Obviamente los dibujantes afectados han firmado, pues, teniendo ya la batalla perdida, sólo les queda poder mover su trabajo a nuevas editoriales, pero esto no saca que esta situación sea indignante.
Lo más triste es que la nueva criba sólo se basaba, al parecer, en un parámetro: ¿el autor es conocido, o desconocido?
Los proyectos truncados se han visto en esta situación porque el autor no ayudaba a la "expansión de la editorial". Tristísimo.
Dejando esto de lado, es muy triste ver a una editorial con un criterio, tirar éste criterio por la borda y dedicarse a hacer cosas súper comerciales con caras conocidas. No es nada nuevo en el mercado, pero su falta de escrúpulos y sobretodo su falta de compromiso les saldrá caro. O eso espero, ahora que ya ha salido a la luz todo este asunto que concluyó hará poco más de un mes.
Y esta es la entrada de hoy, una denuncia. Si conocías Ediciones Babylon, o si eras comprador, te pido que no les compres nada más (o que no les envíes ningún proyecto, sobre decirlo), o cómo mínimo, que des difusión a esta entrada. Creo que el público merece saber qué buitres les están vendiendo historietas bajo una apariencia de profesionalidad.
Ediciones Babylon es sólo la cara de una forma de trabajar que está demasiado expandida: hoy le ha pasado a un dibujante novel pringado, mañana te pasará a ti, porque para ellos eres lo mismo, sólo un pringado. Si compramos títulos de esta editorial, estaremos pagando a la gentuza que perpetúa estas cosas.
No lo olvidemos.